Hasta el Amanecer (Parte 1)
Ahí estoy yo, en una fiesta de gente que no conozco, con
un vestido de tubo que me está asfixiando y con tanto maquillaje que no sé cómo
no me meten en el circo. Miro a Johanna, mi mejor amiga, quien va exactamente igual
que yo, sólo que con una gran sonrisa iluminándole la cara. Johana conoce ya a
algunas personas de la fiesta, pero se ha empeñado en traerme con ella para
tener a alguien con quien criticar los vestidos de las otras chicas.
— Mira ese grupo de gente —Me dice, acercándose a mi
oído para poder escucharla por encima de la música—, son todos unos horteras.
Giro la cabeza hacia donde señala sin discreción alguna,
y veo a varias personas charlando, bebiendo y bailando. Cada una va diferente,
pero siguen el mismo patrón. Gafas de pasta grandes, pajaritas, camisas o pantalones
con colores fuertes... Me encojo de hombros, no sé qué opinar al respecto. Cada
persona va como le da la gana, ¿no?
— ¿Y esos? —Señala a la otra esquina. Me giro y veo a un
grupo que van con una ropa más normal, como quien va a dar una vuelta por la calle—.
Parece que se han colado en la fiesta. Y, ¡oh, Dios mío! ¡Mira ese bombón!
Le veo, y siento que el mundo se detiene. Hay
electricidad a mi alrededor, y mi corazón se acelera, al igual que mi
respiración. Esa sudadera, esa gorra, ese flequillo rubio cayéndole sobre la
frente, esos ojos azules, esa radiante sonrisa. Johanna y yo nos lo quedamos
mirando demasiado rato, pero el chico ni se inmuta, ya que está demasiado
ocupado charlando con sus amigos. Después de unos minutos que parecen segundos,
Johanna se gira para hablarme.
— Ve a por él —Abro la boca para protestar o poner
alguna excusa, pero ella me corta—. Tía, yo ya tengo novio. ¡Tienes que ir a
hablar con él!
— ¿Tú estás loca? —Retrocedo
unos pasos, pero Johanna me coge de los hombros y me frena—. ¡Que no pienso ir!
— Ah, bueno... Pues haz lo que
quieras, total, tampoco eres capaz de conquistar a un chico como él —Sé que lo
hace para herir mi orgullo, lo sé perfectamente, y, sí... lo consigue.
— ¿Cómo que no? —Coloco los brazos
en jarra y arqueo una ceja, mientras veo cómo Johanna intenta ocultar una
sonrisa triunfante.
— Te doy hasta el amanecer para que él te bese, ¿trato hecho?
—Me tiende la mano tentadoramente, y yo soy tan tonta que la acepto.
— Trato hecho.
Y sellamos nuestro trato con un movimiento de
brazos. Me coloco bien el vestido, me atuso el pelo y exhalo aire intentando
expulsar los nervios por la boca. Estoy lista para una noche de conquista.
jajajaa que majico el relato ^^
ResponderEliminar¡Gracias por leer! :D jajaja.
EliminarMe encanta como escribes y espero poder leerlos todas las semanas. Lo espero con entusiasmo:)
ResponderEliminar¡Muchas graciaaaaas! :3 Yo voy a intentar subir todas las semanas jajaja.
Eliminar